El 9 de julio de 1816 imprimió una huella en el corazón de todos los argentinos, señaló el inicio de un camino que hoy estamos transitando. Formemos en la nación nuevas cadenas, unamos nuestro destino común con cadenas de solidaridad, rompamos las cadenas de la injusticia, de la mentira, del egoísmo, de la presión desmedida. Luchemos por forjar un país más justo, sincero y solidario. Sabemos que no es fácil, pero tampoco imposible. El paso inicial está dado. Empeñemos el corazón y el intelecto construyendo la parte de la historia que nos toca.
